En la actualidad vivimos centrados en lo material y
lo espiritual ha quedado en un segundo plano, nadie tiene tiempo para detenerse
y pensar que sucede con mi alma cuando reúno mucho rencor por diferentes
motivos.
El perdón es vital para nuestra salud emocional y
supervivencia espiritual. Sin perdón la familia se convierte en un escenario de
conflictos y un bastión de agravios. Sin el perdón la familia se enferma. los
hermanos ni se hablan, los esposos se odian. El perdón es la salud del alma, la
limpieza de la mente y la liberación del corazón. Quien no perdona no tiene paz
en su alma, vive amargado consigo mismo y con los demás por lo tanto se aleja
de Dios.
Sin embargo,
todos tenemos comprobado que el paso del tiempo en muchas ocasiones no hace más
que enconar las heridas y ensanchar el resentimiento.
Dar y aceptar el perdón no es dejar pasar el tiempo, sino aplicar la inteligencia para limpiar bien la herida, para distinguir entre la agresión y el agresor, entre la ofensa y la persona que la ha causado,
Dar y aceptar el perdón no es dejar pasar el tiempo, sino aplicar la inteligencia para limpiar bien la herida, para distinguir entre la agresión y el agresor, entre la ofensa y la persona que la ha causado,
La persona que no perdona no vive. Quien no sabe de
perdones no sabe de amores. Algunos dicen: “ni perdono ni Olvido”. Cambiemos y
digamos; “perdono y olvido”.