Lo que la pandemia obligo a muchos profesionales de la educación, que se han visto forzados a aplicar estrategias que les permitan continuar con los eventos de enseñanza-aprendizaje de forma remota; sin embargo, dichas estrategias no son iguales a lo que un proyecto de educación a distancia formal requiere para estructurarse.
Dentro de estas situaciones se necesitan habilidades que ayuden a
adaptarse a una forma de vida que no es parte de la normalidad. Tanto para el
docente como para el estudiante y sobre todo a la familia, la cual lleva el
peso de la responsabilidad de que sus hijos aprendan.
En un escenario educativo presencial se está acostumbrado a seguir
un calendario, una planeación, un horario y un ritmo que se está acostumbrado a
trabajar.
En el aula, el profesor conoce sus materiales, sabe en qué momentos
va empleando sus estrategias de enseñanza, además sabe si tiene que cambiarla
de acuerdo con la interacción de sus educandos. Pero, todo cambio con el aislamiento
social y no salida a lugares públicos, menos a lugares cerrados como las aulas,
entonces a pensar que hacer para seguir acompañando a los estudiantes.
A pesar de que podemos
utilizar herramientas tecnológicas para solventar la distancia física, éstas
requieren un uso en contexto, luego resulta que no todos tienen la tecnología
adecuada, otro problema que tiene que afrontar el docente.
Si bien la educación a
distancia no es la solución perfecta, se puede ver que es necesario que
instituciones, docentes, alumnos y familia estén dispuestos a adaptarse, colaborar,
comprometerse y a tomar aspectos útiles de ésta, teniendo una aproximación y una
apropiación de lo que es.
Educación presencial y educación a distancia no son lo mismo. Si se piensa que son iguales por tratarse de educación, es un
error. pero las dos se pueden combinar.
y nos reinventamos.......................