Toda persona necesita amor, amor de los padres, de los amigos o de los maestros.
A veces, no hacemos sentir ni nos hacen sentir amor, debido a que no reflexionamos sobre su necesidad en la vida. Vivimos tan juntos y a la vez, tan aislados, que parecemos desconocidos.
Hoy es buscado, incluso, a través de máquinas sofisticadas y bajo variadas formas.
El amor alcanza la velocidad de la tecnología en medio de una sociedad aún castrante, hombres y mujeres encuentran la posibilidad de expresar sus gustos y deseos.
Y el espejismo en el amor, vaya que nos toca profundamente, por diferentes razones comenzamos a añorar una pareja, entonces conoces a alguien, por internet , empieza a llenarte de detalles, de cosas bellas, te escucha, te dice que te ama, y sin darte cuenta, vas cayendo poco a poco, te enamoras tanto que eres capaz de dejar todo por su amor, por estar junto a él, sientes que es tu única oportunidad de ser feliz, ¡Te deslumbraste! y dejas a un lado a los tuyos, por ir corriendo tras ese espejismo. Lo haces y descubres que no es lo que esperabas, esa brillantez no era real, era un espejismo. Todo ese amor que te prometieron se volvió una mentira, sientes soledad y agonía. Entonces ¿Cómo nos reponemos? ¿Cómo regresamos a nuestra vida anterior, a todo lo que dejamos por enamorarnos de un espejismo?
Lo bueno de los amores cibernéticos es que casi no dejan secuelas. Como se arman tan fácilmente, también se desechan muy fácilmente.