El sentimiento
de culpa es una de las emociones más destructivas, y la mayoría de las personas
la experimentamos en mayor o menor grado, por lo general, es por algo que hemos
hecho como por algo que no hemos sido capaces de hacer. No es un sentimiento
agradable, por eso, cuando alguien nos pide algo que no queremos hacer, dudamos
antes de negarnos porque no queremos volver a experimentar ese terrible
sentimiento.
Vale la
pena analizar qué es lo que nos hace sentirnos culpables y por qué tiene ese
efecto sobre nosotros. La predisposición a sentirnos culpables se origina en la
infancia, en la familia, especialmente si teníamos el tipo de padres o
profesores que nos hacían sentirnos culpables por cada falta, por pequeña que
fuera,
Todos
podemos recordar acciones que desearíamos no haber hecho o palabras que
preferiríamos no haber pronunciado. Recordar los errores del pasado es útil
sólo cuando aprendemos de ellos. Mirar atrás para aumentar el sentimiento de
culpa supone un gran derroche de energía. No vale la pena.
Existen personas que confunden esta emoción con la vergüenza, incrementando
su malestar emocional, ya que al mezclar ambos sentimientos se retroalimentan
entre sí. Mientras que la culpa aparece ante el dolor por el daño causado, la
vergüenza se experimenta cuando nos percibimos con la falta de una habilidad o
capacidad que se presumía deberíamos tener.
¡ESTO NO DEBE REPETIRSE 1
No hay comentarios:
Publicar un comentario