El
adolescente de hoy se enfrenta a realidades que quizás usted y yo no tuvimos
que vivir, entre algunas: la proliferación de las enfermedades venéreas, la
invitación masiva y compulsiva hacia una sexualidad irresponsable, la sobre
exposición a conductas compulsivas y consumistas.
Probablemente,
a usted y a mí nos decían cuando éramos adolescentes que estudiáramos para
conseguir un buen esposo(a) y para que pudiéramos educar bien a los futuros
hijos. Como hombre, quizás desde adolescente le metieron en la cabeza la idea
que debía prepararse para asumir a una familia. Al adolescente de hoy no. A
ellos y ella les invitamos a consumir, a buscar poder, a probar experiencias, a
vivir la vida… no importa cómo ni a qué costo. Sería ingenuo pensar que esto no
les sucede a los chicos y chicas que asisten a la iglesia…Error!
Conozco
muchas historias, entre esas la mía; de jóvenes que desde muy pequeños fueron
criados en ambientes de iglesia, que iban a la escuelita dominical, que
sirvieron en algún ministerio de la iglesia y que en algún momento no
soportaron la presión y decidieron probar….
El
mismo Jesús pedía al padre en su oración: “Yo ruego por ellos; no ruego por el
mundo, sino por los que me diste, porque tuyos son… ya no estoy en el mundo
pero estos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre Santo, a los que me has
dado, guárdalos en tu nombre… leamos a “(San Juan 17: 9-16)
No
podemos criarles en el pensamiento de que están exentos a las tentaciones, más
bien debemos enseñarles a fortalecerse en sus debilidades y a vencer con el
bien el mal.
Uno
de los factores que más afecta la relación de los padres/madres con sus hijos
adolescentes es la poca capacidad de empatía que podemos desarrollar los
adultos. Pareciera que cuando pasamos al grado de padres/madres olvidamos por
completo lo que se vive y se siente como adolescente.
Para
poder entender a su adolescente, primero usted tiene que hacer las paces con el
adolescente que usted fue. Esto implica hacer una revisión de su paso por la
adolescencia.
Las
crisis adolescentes requieren de tolerancia, esto debido a que en muchos casos,
el desarrollo del adolescente provoca tensiones en personas que tuvieron pasos
atropellados en su propia adolescencia y que terminan afectándose al verse
rodeados de jóvenes en resplandeciente estado de adolescencia.
Todos
conservamos algo de adolescentes en nosotros. Muchos al devolverse a esta
etapa, recuerdan con dolor o alegría sus experiencias.
¿Será
que acaso son ellos los responsables de lo que usted /yo vivimos y por eso
tenemos que hacerles pagar?
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