jueves, 26 de septiembre de 2013

LOS RETOS DE LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO PARA ENSEÑAR Y QUE APRENDER



La sociedad del conocimiento es también la sociedad del aprendizaje. Esta idea está íntimamente ligada a la comprensión de toda educación en un contexto más amplio: el aprendizaje a lo largo de toda la vida, donde el sujeto precisa ser capaz de manipular el conocimiento, de ponerlo al día, de seleccionar lo que es apropiado para un contexto específico, de aprender permanentemente, de entender lo que se aprende y,  todo ello de tal forma que pueda adaptarlo a nuevas situaciones que se transforman rápidamente.

En este nuevo siglo, se está experimentando un cambio en la mayoría de las sociedades que transitan, rápidamente, de una economía basada en la industria a una basada en el conocimiento.

l mundo de hoy se caracteriza por su incesante cambio. Los desafíos que plantea este cambio han sido objeto de amplias estudios, tanto en la literatura especializada, como en los documentos emitidos por los diferentes organismos europeos.

En este sentido, sin profundizar en los rasgos que caracterizan a esa nueva cultura del aprendizaje y la enseñanza, hay ciertas tendencias en la naturaleza de los saberes que la escuela gestiona que se deben considerar, ya que constituyen verdaderos retos que la sociedad del conocimiento plantea a la enseñanza y el aprendizaje. En primer lugar, el saber es cada vez más extenso. En segundo lugar, el conocimiento presenta una tendencia a la fragmentación y especialización y en tercer lugar, el ritmo de producción de ese conocimiento es cada vez más acelerado y, por tanto su obsolescencia también crece.





martes, 17 de septiembre de 2013

LOS NIÑOS QUE SE SIENTEN SEGUROS SE ARRIESGAN Y APRENDEN



Junto con una base emocional sólida creada por un ambiente previsible y seguro, los padres deberían dar a sus hijos oportunidades para que ejerciten la curiosidad y exploren, y para que además intenten vencer los desafíos y aprendan. Desde el nacimiento, los niños pueden aprender gradualmente a tolerar y a vencer la frustración.

Los sentidos y el interés infantiles se despiertan cuando un bebé oye los sonidos de una sonaja brillante y colorida que está cerca de él. Así surgen sentimientos de curiosidad y de deseo, pero también de frustración. Si sus intentos por alcanzar la sonaja tienen éxito, aprenderá que puede actuar para satisfacer su curiosidad y su deseo. Pero lo que es más importante aún es que aprenderá a tolerar la frustración que acompaña el desear algo y no poder tenerlo, y se esforzará por conseguirlo.

Supongamos que ese mismo bebé ya tiene seis meses de edad; está sentado en el piso y ve un juguete que le parece interesante pero que está al otro lado de la habitación. Tendrá muchos deseos de tenerlo, pero simultáneamente nacerán en él la angustia y la frustración por no poder alcanzarlo. 

Sin embargo, como la valentía de tolerar tanto el deseo como la frustración que acompaña al deseo ya están arraigados en su corta historia de vida, el niño decidirá arriesgarse. Gateará hacia donde está el juguete. Seguirá sintiendo emoción y frustración a medida que se acerca. Cuando finalmente sea capaz de alcanzarlo y lo agarre, se sentirá feliz y satisfecho. Esta importante lección que el niño se enseña a sí mismo es tan importante como su propia felicidad. Una vez más, aprendió que puede “invertir” en sí mismo, tolerar la frustración y lograr las metas deseadas.







martes, 3 de septiembre de 2013

LA DIMENSIÓN EMOCIONAL DE TODO SER HUMANO



Pienso que es difícil lograr una verdadera educación si no se reconoce la dimensión emocional de la persona, porque aquello que la persona no puede reconocer en él mismo, no puede llegar a reconocerlo en el otro.
La educación, por tanto, debe ser capaz de reconocer la dimensión emocional de todo ser humano, educarla y tenerla en cuenta en  el complejo mundo de interacciones que se producen en el aula, pero también  debe entender que el rol educativo está teñido de emociones diferentes y la tarea de educar se desarrolla en un contexto emocional.
Los fundamentos de la educación emocional y el desarrollo de la inteligencia emocional deben buscarse en las grandes aportaciones de la pedagogía y la psicología., aunque hace ya 2200 años Platón decía” La disposición emocional del alumno determina su habilidad de aprender”.
Lo que está claro es que, a la hora de andar por la vida, resulta más importante saber descifrar nuestro código emocional que despejar ecuaciones de segundo grado o saber redactar correctamente.
Las empresas hoy lo saben bien y además de un currículum  adecuado al puesto de trabajo  se centran en una serie de características psicológicas como son la empatía, la capacidad de trabajar en equipo, la capacidad de resolver conflictos, la capacidad de entusiasmo, etc. Estas cualidades o habilidades están presentes en las personas con inteligencia emocional, pero  la escuela no les presta suficiente atención.
¿Qué podemos enseñar a nuestros alumnos, en el contexto de una educación emocional?



A controlar sus emociones,con diferentes juegos terapeúticos.