La
sociedad del conocimiento es también la sociedad del aprendizaje. Esta idea
está íntimamente ligada a la comprensión de toda educación en un contexto más amplio:
el aprendizaje a lo largo de toda la vida,
donde el sujeto precisa ser capaz de manipular el conocimiento, de ponerlo al
día, de seleccionar lo que es apropiado para un contexto específico, de
aprender permanentemente, de entender lo que se aprende y, todo ello de tal forma que pueda adaptarlo a
nuevas situaciones que se transforman rápidamente.
En
este nuevo siglo, se está experimentando un cambio en la mayoría de las
sociedades que transitan, rápidamente, de una economía basada en la industria a
una basada en el conocimiento.
l
mundo de hoy se caracteriza por su incesante cambio. Los desafíos que plantea
este cambio han sido objeto de amplias estudios, tanto en la literatura especializada,
como en los documentos emitidos por los diferentes organismos europeos.
En
este sentido, sin profundizar en los rasgos que caracterizan a esa nueva cultura
del aprendizaje y la enseñanza, hay ciertas tendencias en la naturaleza de los
saberes que la escuela gestiona que se deben considerar, ya que constituyen
verdaderos retos que la sociedad del conocimiento plantea a la enseñanza y el aprendizaje.
En primer lugar, el saber es cada vez más extenso. En segundo lugar, el
conocimiento presenta una tendencia a la fragmentación y especialización y en
tercer lugar, el ritmo de producción de ese conocimiento es cada vez más
acelerado y, por tanto su obsolescencia también crece.
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