lunes, 21 de octubre de 2013

LA EXCLUSIÓN DEL CONOCIMIENTO Y LA POBREZA



Hemos hablado que nuestra sociedad global es una sociedad del conocimiento y que se halla estrechamente vinculada a los procesos productivos. El ser humano y sus facultades cognitivas y creativas se ha convertido en la fuente primera del bienestar de los pueblos. En ese sentido, en la moderna estructura social y en los procesos económicos globales, la formación del ser humano es la piedra angular del progreso de las naciones y la forma más clara de realización personal. Sin embargo, en las sociedades del conocimiento, una nueva manera de concebir a la pobreza es través de la marginación del saber.
La economía global y las economías nacionales se hallan bajo la orientación del modelo de libre mercado. Este proceso ha generado hondas transformaciones sociales, económicas, tecnológicas y geopolíticas. Asimismo, individuos y naciones se hallan expuestos a los vaivenes desenfrenados de las fuerzas del mercado. Las sociedades, las comunidades y las personas se ven envueltas en una competencia extralimitada por la supervivencia “del más apto”. La adaptación ante tal realidad, supone un esfuerzo mayor de los pueblos e individuos, obliga a todos a adoptar nuevas estrategias de defensa y de progreso. En la sociedad del conocimiento, los pueblos más protegidos son aquellos que proporcionan a las personas las herramientas necesarias para integrarse al sistema de economía global y a sus exigencias de competitividad y eficiencia.
El mundo laboral se ha vuelto más complejo por la creciente innovación tecnológica y la ingente información que poseen los procesos productivos. Lamentablemente, muchos hombres y mujeres corren el riesgo de quedar excluidos de esta dinámica económica y social, donde el trabajo capacitado tiene un lugar primordial. El ser humano discapacitado es negado a participar en los procesos del mundo y beneficiase de él.

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