martes, 24 de abril de 2018

LA LECTURA SE VIVE Y NO SE ENSEÑA


La lectura constituye la herramienta que nos permite, desde niños, ir introduciéndonos en el mundo de la fantasía, a soñar, a imaginar… a vivir un mundo interior propio, tan distante de la vida veloz en donde estamos emergidos, una sociedad volátil,   en la que vivimos. De allí que los libros, y su lectura, resulten esenciales para pensar porque nos proporcionan no sólo la posibilidad de percibir qué está a nuestro alcance y retirarnos al interior de nosotros mismos para disfrutar en ese tiempo quieto, sino que, además, nos ofrecen en cantidad la materia esencial para pensar y desarrollar el pensamiento creativo y crítico.
Debemos invitar a leer: en las escuelas, más no enseñar, codo a codo a los maestros con sus alumnos; en las aulas; en las bibliotecas; en la hora de clase y en otras menos previsibles. Pero no podemos seleccionar las lecturas que van a leer nuestros alumnos, por eso es que el placer por leer se pierde y hacemos que el estudiante se aleje de la lectura.
Sin embargo, no todos los niños atraviesan esas experiencias. De ahí que la escuela, en muchos casos, es el único espacio para iniciar su camino como lectores.
Hay quienes sienten que los libros son ajenos a su mundo, que no les pertenecen por diversos motivos, entonces se pierde una gran oportunidad.
El docente también debe evidenciar sus propios deseos de leer. Un alumno lee si su docente lee. No se enseña a ser lector, se contagia el ser lector. Así, la escuela cobra mayor dimensión, adopta una actitud de equidad e igualdad de posibilidades, rompe barreras y construye puentes.





 IMPULSEMOS LA LECTURA DESDE NUESTRO HOGAR PARA DESARROLLAR EN AMOR                                                                      A LA LECTURA

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