miércoles, 1 de noviembre de 2017

LA IMPORTANCIA DE LA EDUCACIÓN DE LA FAMILIA

      En nuestro mundo cada vez más especializado, es difícil, si no imposible, triunfar en cualquier profesión u oficio, sin estar verdaderamente preparado. Pero hay una profesión, quizás la más natural y común entre los seres humanos, y una de las más difíciles, para la que no existe preparación alguna: ser padre o madre, una profesión que no tiene fin.
      En el pasado la propia naturaleza, con su gran sabiduría, ayudaba, de alguna manera, a los padres a ejercer esa difícil profesión, pero el mundo de hoy es muy diferente. Por eso los padres que no tengan una mínima preparación para educar, fracasan. Como nos anuncia en su libro Savater.
      De ahí la importancia de la educación de la familia. A pesar de los cambios en Educación en los últimos tiempos, ninguno de los políticos se ha detenido a reflexionar seriamente sobre este hecho.
     Por su parte, los padres deberían reflexionar sobre este hecho incuestionable: la necesidad de prepararse debidamente para ejercer la difícil, pero apasionante; «profesión» de ser padres, pues tanto el padre como la madre proyectan sobre sus hijos sus virtudes y sus defectos, y en especial sus emociones y sus frustraciones. Para ello hay que comenzar, a mi juicio, por conocerse uno mismo un poco mejor.  
     El psicólogo francés, Pierre Daco, dice: «La educación de los demás comienza por la educación de uno mismo. No hay excepción a esta regla». No olvidemos, además, que el ejemplo siempre ha sido y será la regla de oro de toda educación, y especialmente en la infancia.
Como dice Goethe en su verso:

 «Sí, los niños serían bien educados, si los padres estuvieran bien educados».

NUESTRA FORMA DE VER LA VIDA LA TRANSMITIMOS A NUESTROS HIJOS